domingo, 19 de febrero de 2012

Acquiesce



A veces te sientas en el pupitre de la última fila y apoyas el codo en la mesa, y la cabeza en la mano, y lentamente te evades. Empiezas a escuchar las palabras dictadas distantes, cada vez más de fondo, cada vez más fuera de tus pensamientos. Y paras a pensar en tus abundantes pensamientos y tus miles de sueños, que te encantaría plasmarlos en papel, y meterlos en una botellita de cristal y tirarlos al mar, y que se vayan lejos. Tan lejos como tú quieres llegar. Y entonces piensas que vivimos para soñar, que los sueños son los que nos llevan adelante, pero yo me siento aquí, y sé que mis sueños son solo sueños, que no haré nada más que quedarme en una remota isla, y no haré nada grande. Cuando uno no sabe que es pequeño puede hacer cosas grandes. Y yo sé que soy pequeñita. Muy pequeñita. Y sé que el mundo es grande. Muy grande. Y yo sé que me pierdo. Con o sin brújula; me pierdo. Y me imagino viviendo un invierno nevado en Argentina, sabiendo que no soporto el frío. Me imagino en las playas de la Habana, cuando sé que me pone de mal humor el calor extremo. Me imagino en una preciosa casita de estas austriacas cerca de los Alpes cuando sé que no soportaría estar lejos de todo. Cuando en realidad sé que me quedaré donde estoy, porque me gusta. Tan solo quiero hacer algo grande, pero ¿qué es lo más grande que puede hacer una personita en su monótona vida? Cuando quizá lo único por lo que lo hago es por soñar, ya que es lo único que el dinero no mueve ni condiciona, mientras sea gratis lo hago, aunque luego salga caro. Aunque a los soñadores subamos alto, y después bajar cuesta, pero sobre todo, duele.
-A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Significa mucho para mí que tomes tiempo para leer el blog, muchoselefantesdelasuerte para ti