¿Sabes qué? Me he comprado un
cepillo de dientes eléctrico. Pero he descubierto que ha sido un malgasto de
dinero ya que solo me gusta el impertinente sonido cuando viene de ti mientras te
lavas los dientes a la última hora de la noche y te paseas sin camiseta con ese
ruidazo por toda la casa. Bueno, no he llamado a casa de tu madre porque
siempre he sabido que no le caigo muy bien, y tampoco quiero llamarte al móvil,
sabes que no me va eso de tragarme el orgullo. Aunque sé que por ti estaría dispuesta
a hacerlo.
Han pasado ya casi cuatro meses,
procuro no llevar la cuenta. Si no se hace eterno. Y duele.
Fue mi culpa, ¿verdad? Tan solo te
pido una jodida explicación, ¿podrías? Me gustaba cuando yo tendría miedo de
que dejases de verme con los ojos que me veías y te dieses cuenta de que hay
miles de chicas mejores que yo, y tú rápidamente serías capaz de quitarme
cualquier miedo a que pudieses dejar de quererme. Ahora sé que habrás dejado de
pensar lo mismo, que ya no me mirarás ni pensarás en mí constantemente, y
también duele. Pipo se pasa el día en su camita. Creo que lo lleva mucho peor
que yo aunque pensaba que eso era difícil jaja. Sabes que me las puedo apañar
sin ti, soy una tía fuerte, al menos eso creía.
Por favor, si no vas a volver
dímelo, porque si algo duele más que esperarte es esperarte si no vas a venir.
-A.