sábado, 25 de mayo de 2019

Mamá, creo que me he enamorado

Yo ya no escribo. Que no te confunda el hecho de que me estoy enredando ahora entre letras porque yo ya no escribo. Yo no escribo, pero quiero escribirte porque te has ido. Yo no escribo pero leyendo me tope con una nueva palabra para mi vocabulario y me lo tomé como una señal: 'elipsismo'. Todo parece tan aburrido sin ti. Solo ahora me di cuenta de que nunca importó lo que hiciéramos mientras fuese contigo. Pero ya no escribo así que ya no estaba pensando en el sentimiento. Solo que estaba pensando en que ya no escribo y entonces pensé que a lo mejor escribir te sacaba un poco de mí. Y te hubiera pedido que te quedaras, pero eso no se pide. Yo ya no escribo pero voy a escribir porque me apetecía darte las gracias por enseñarme que hay personas que no solo solo saben quererte fuerte, sino también saben quererte bien. Que hay personas que te han ganado hasta tal punto de poder hacer contigo lo que quisieran y van, y te quieren. Y ahora solo tengo que dejar de preguntarme qué hubieramos sido y solo lamento haber esperado a estar borracha para decirte lo bonito que eres y al final quedarme con las ganas. De los meses más bonito de mi vida riéndome de tus bromas dentro de un Mercedes cinzeto traído por tu abuelo de España. De los meses más bonitos en una habitación de estudiantes de cuatro paredes en un barrio gitano en el fin del mundo. De los meses más bonitos poniéndonos gordos juntos merendando en Careca. Y yo ya no escribo, pero quiero decirte que tenías razón, es más fácil así, pero no sé, a mí siempre me gustaron las cosas que costaban esfuerzos. Espero que tú también tenhas saudades de lo que fuimos. 

-a.

jueves, 31 de enero de 2019

Memorias de una portuguesa

Dicen que se termina de conocer a una persona por la manera en la que se marcha. Y qué bien te conozco. Para mí las dos de la mañana siempre serás tú escribiéndome que te vienes a mi casa de la fiesta porque quieres estar conmigo. Para mí, las tres de la mañana siempre serás tú dándome un beso en la frente para despedirte porque te echo de mi piso borracha de sueño diciéndote que tengo clase mañana. Las cuatro de la mañana siempre será el día en el que nos conocimos, tú borracho en la cama del Pedro preguntándome qué hora era y yo contestándote cantándote la canción que dice 'as cuatro da manhã' y tú diciéndome que pare. Las cinco de la mañana siempre serás tú cantándome Dona María en la terraza de la discoteca, yo con los brazos alrededor de tu cuello riéndome. Las seis de la mañana siempre serás tú saliendo conmigo del club enfadado porque el taxista no llega mientras caminas a regañadientes hacia la parada de autobús. Contigo nunca sentí las ganas de rendirme. A veces me duele un poquito que tú sí. No sé lo que era, pero ojalá te hubieras quedado hasta que se acabara. Te hubiese dejado dejar tu ropa en la silla de mi habitación un ratito más hasta toda la vida. Echar de menos algo que sabes que no va a volver a pasar. Qué masoquista. 

-a.