lunes, 28 de marzo de 2011

Un viaje a las emociones



Sonreíste rompiéndole todos los esquemas. Sonreíste derribando todas las murallas que costaron todas sus fuerzas construir. Muralla cuya construyó con el concreto objetivo de impedirte entrar.
Que no entraras y pusieses todo patas arriba, como de costumbre. Que no hicieses escapar a todas las mariposas del baúl para corretear por el estómago, esas hormiguitas que las acompañan y el frenesí y conjunto de nervios.
Solo quedan las ruinas de esa muralla, y ahora simplemente se limita a dejar como esta sensación se apodera de ella.

Esta sensación que aunque no lo quiera admitir, resulta la sensación más maravillosa jamás.


-A.

domingo, 20 de marzo de 2011

"Nada que decir, porque nada es importante"

-Qué guapa estás -dijiste acompañado de una amable sonrisa.

Yo te la habría devuelto, de verdad que hubiese sonreído, porque es que tú siempre lo consigues con tanta facilidad, pero no, esta vez no.
No tengo la fuerza.
que esta sonrisa es distinta a cualquier otra que me has dirigido antes. Que me mirabas a los ojos y yo detectaba su chispa de felicidad mientras yo sonreía, sin casi darme cuenta, de la misma forma.
Esta vez tan solo me dices eso porque me has visto seria. Tan solo lo has dicho porque no quieres que se pierda la costumbre, pero tenemos muchos tipos de sonrisas, ¿sabes? Y yo sé cuál es esta, y no es la otra...

Tú ahora la mirarás a ella de esta manera, entonces sabré que todo es distinto. Sé que no se te pasa por la mente que quieres abrazarme a mí mientras sonríes, sino que es inevitable querer besarla a ella. No me lo pues negar, tu mirada lo dice todo.

Tu mirada, que solía hacerme tan grande.

-A.




domingo, 13 de marzo de 2011

I'm lying to myself today again, okay?


-Hola.

¿Qué otra cosa mejor podrías a ver dicho después de todo lo que había pasado?

Hola. Un ‘hola’ directo y claro, como a mí me gustan las cosas; por eso yo no me iba a andar por las ramas.

+¿Qué haces aquí? –lo dije seria, sin tono de curiosidad.

Curiosidad, ¿para qué?

¿Para qué creas que me vale como respuesta otra de tus mentiras?

-Te echaba de menos.-Y he ahí la mentira. Qué predecible eres.

No sabía que decirte. Mi corazón gritaba que yo también, pero le callé mientras mi mente decía ‘mentira, mentira’ de forma constante y repetitiva.

+No me parece una excusa válida –al final contesté.

-No era una excusa, era un hecho. –Y tú siempre, dando las respuestas perfectas, con las palabras adecuadas en el momento justo.

Y pensé ya en decir cualquier cosa que se me pasase por la cabeza. Ya no quedaba nada que pudiese hacer más daño. Al menos eso creía yo.

+Puedes irte de la misma forma en la que viniste. O si quieres, te doy permiso para dejar de echarme de menos. –Yo, tan cortante y directa como siempre.

-Sabes que no quieres que me vaya, -y tú, siempre adivinando lo que realmetne pasa por mi mente. Era una de las cosas que me gustaban de ti. Gustaban... –y tampoco quieres que te deje de echar de menos...

+Tampoco es que lo hagas. –Respondí inmediatamente, casi inconscientemente. –Siempre mientes, ahora lárgate. -Por fin... Por fin me estaba atreviendo a decirte esas cosas que desde bastante tiempo rondeaban por mi mente.

-No es que siempre mienta; es que nunca quieres creerme. Al igual que no quieres creerte a ti misma cuando sabes lo que sientes.

Y supongo que nunca entederé como sabías tanto. Como veías a través de mí, y como yo te desvelaba tanto con ausencia de palabras.

Y ahora te odio, me has dejado pensando.Y como siempre, me has hecho recapacitar.

Sí, es verdad, siempre intento mentirme a mí misma.


-A.

sábado, 5 de marzo de 2011

Nunca encontrarás a alguien como yo

Me gusta ser todo lo contrario.

Me gusta que cuando esperas que te diga que sí, decirte que no.

Me gusta que cuando quieres de diga blanco, decir negro.
Me gusta cuando crees que iré a la izquierda, e iré a la derecha.
Me gusta que cuando esperas que vaya hacia dónde estás tú, pero yo me aleje.
Me gusta cuando me buscas, y yo te encuentro.
Me gusta cuando esperas un te quiero y tan solo te daré una sonrisa.
Me gusta cuando me coges de la mano y me soltaré.
Me gusta cuando tú me dices linda y yo te diré tonto.
Me gusta cuando esperas que llegue, y yo vengo.
Me gusta cuando esperas a que llame, y te daré un toque.
Me gusta cuando esperas verme, y yo quizá ni aparezca.
Me gusta sorprenderte a pesar de que ya no sabes que esperar de mí.


Me gusta cuando ya esperas que pase de ti,
y en comparación me agarré a ti como si no te fuese a soltar, nunca.

-A.