Hoy he roto tus cartas.
Por fin he roto tus cartas.
Alguien me dijo que no era bueno vivir en el pasado, ¿adivina quién es ese alguien?
Pues sí, que gracioso, ahora aplico tu lección en ti. Qué fácil fue enamorarme cuando me encontraste débil y rota, ¿no? Qué sencillo lo viste, ¿no?...
Y ahora tú vas al mismo sitio que estos trozos de papel roto que una vez fueron simples palabras para describir un complicado sentimiento.
No, mentira.
Ellas van a la papelera de reciclaje.
Tú directamente con toda la mierda que no sirve para nada.
-A.