viernes, 25 de febrero de 2011

A mí me va llorar en silencio


Por fin. Terminó.
Se ha hecho eterno, ¿verdad?
Y ahora respira hondo.
Y guarda todo dentro de ti. Es siempre lo que has intentado, ¿no? Que nadie sea consciente de cuando derramas tus lágrimas.
Pero ahora fracasas. Fracasas. Fracasas... Y estallas.
Caen con la velocidad en la que explota una bomba, en la velocidad en las que un globo se va volando en cuanto lo sueltas, en un maldito abrir y cerrar de ojos.

Y ahora ves como una manada de personas vienen hacia ti.

No levantas la cabeza.

No quieres que nadie te vea.

En este momento te encantaría ser invisible.

Y cierras los ojos deseando que al abrirlos habrán desaparecido y respirarás hondo y sentirás una agradable sensación de alivio.
Pero levantas ligeramente la mirada y ahí siguen. Y no puedes diferenciar los rostros; entre las lágrimas y el rápido vistazo.
Pero de algo estás segura: la mitad de las personas que están ahí les da igual.
Pero esas personas insignificantes hacen que te sientas peor. Hacen que más personas te vean en ese patético estado que pretendías mantener secreto.
Y ahora te sientes peor...
Sí, muchas gracias (sarcásticamente) por gritarlo.

-A.

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