lunes, 3 de octubre de 2016

Numinous

Me estás enseñando. Me estás enseñando lo que no sabía. Me estás enseñando que hay muchas formas de echar de menos. Me estás enseñando que hay esfuerzos que valen la pena, que qué poco significa lo que digan y piensen los demás, lo poco que importa si es lo que yo quiero. Me estás enseñando que no debo conformarme con las personas que me quieren mucho, sino quedarme con las que no solo me quieren mucho sino que saben quererme bien, que no tiene que hacer daño. Me estás enseñando lo que es que se preocupen genuinamente de ti, un qué tal honesto que quiere saber de la forma más sincera cómo te sientes, qué piensas. Tu opinión sobre la cosa más intranscendente solo para conocerte un poquito mejor. Solo para escucharte hablar un poquito más. Porque le encanta el sonido de tu voz, y cómo eres fácil de sorprender y la entonación que pones cuando dices con un acentuado exagerado tono de sorpresa "¿¿¿de verdad???"
Me estás enseñando lo que son unas manos que acarician y que curan, manos que tocan el estrato más superficial de tu piel pero las sientes más profundas. Manos que abrigan a menos ropa tengas. Labios que no besan una comisura sino que besan esos pequeños detalles de tu personalidad que le enloquecen.
"¿Por qué me quieres, princesa?". Me estás enseñando que te pueden llamar princesa sin que suene un cutre mediocre cliché, cursi de poesía barata para ligar en los bares, y hacer que se ericen los poros de m piel cada vez que suena con tu pronunciación francesa.
Me estás enseñando a quererme mejor. Me estás enseñando a querer cada parte de mi cuerpo, siento un constante reconocimiento de mi valor aunque nunca lo ponga en duda. Me estás enseñando que puedo ser libre e independiente y cómo nadie puede cortarme las alas.
Y estoy aprendiendo deprisa.
-a.