domingo, 26 de febrero de 2012

L'Arnacoeur

Necesito irme pronto. Para que yo no esté ahí en medio trayéndote flashbacks e impidiendo que te enamores de alguna otra. Bueno, no sé por qué he dicho eso. Me lo impides tú a mí. Necesito irme pronto para poder quedarme mirando a alguien como te miraría a ti. Para que me den ganas de besar a alguien como te quiero besar a ti y alguien que pueda darme tus mismos abrazos. Alguien que me conozca y me quiera tal y como soy, y cada día más. Que me mire pensando que soy la más bonita a pesar de ser una de las que menos. Que sepa cómo voy a reaccionar en cada situación y que le guste mi cara de cuando me hago la molesta. Que le guste buscarme las cosquillas y prefiera besarme antes que tocarme. Que me eche de menos y que diga te quiero con vergüenza. Que deslice su mano por mi espalda y me dé las hormiguitas y me coja las manos cuando las tengo frías. Que me ofrezca la chaqueta cuando tengo frío y me ofrezca su sitio cuando no estoy cómoda todas las veces que haga falta aún sabiendo que no las suelo aceptar. Alguien que me quiera como tú, pero que no tenga nada que ver contigo.
-A.


domingo, 19 de febrero de 2012

Slubberdegullion


He dejado de llevar las uñas sin esmalte y me las he pintado de rojo. Me he hecho un piercing en la oreja y un segundo y tercer agujero. También estoy pensando en hacerme un tatuaje. Nunca tuve planeado hacerme uno. Aún no sé ni qué ni dónde. Solo sé que no te gustan, suficiente razón para hacérmelo. También voy a dejar de sonreír cuando me mires, y voy a empezar a dejar que las estupideces me pongan triste y que me veas llorar y sientas rabia. Voy a empezar a caminar sin elegancia y dejar de echarme tu perfume favorito. Voy a emborracharme y echarte mi aliento a vodka, y fumar shisha cuando estés presente. Voy a ser todo lo que no era. Todo lo que nunca habrías querido que fuera. Así no sentirás nada más hacia mí más que pena, más que ver cómo no soy la chica de la que estuviste enamorado y te olvides de mí. Y así yo sabré por seguro que no me quieres. Que nunca tienes un pensamiento positivo sobre mí y nunca me echas de menos. Que nunca necesitas mis abrazos. Ni te apetece besarme. Ser todo lo que sé que no te gusta. No se puede olvidar a alguien cuando estás un noventa y ocho coma nueve por cierto de que no te quiere. Siempre es ese uno coma uno por ciento lo que te hace seguir adelante. Estoy consiguiendo ese uno coma uno, ¿verdad? Ya no me quieres, ¿verdad? Ya te podré olvidar sin que me cueste tanto, ¿verdad…?
-A.


Acquiesce



A veces te sientas en el pupitre de la última fila y apoyas el codo en la mesa, y la cabeza en la mano, y lentamente te evades. Empiezas a escuchar las palabras dictadas distantes, cada vez más de fondo, cada vez más fuera de tus pensamientos. Y paras a pensar en tus abundantes pensamientos y tus miles de sueños, que te encantaría plasmarlos en papel, y meterlos en una botellita de cristal y tirarlos al mar, y que se vayan lejos. Tan lejos como tú quieres llegar. Y entonces piensas que vivimos para soñar, que los sueños son los que nos llevan adelante, pero yo me siento aquí, y sé que mis sueños son solo sueños, que no haré nada más que quedarme en una remota isla, y no haré nada grande. Cuando uno no sabe que es pequeño puede hacer cosas grandes. Y yo sé que soy pequeñita. Muy pequeñita. Y sé que el mundo es grande. Muy grande. Y yo sé que me pierdo. Con o sin brújula; me pierdo. Y me imagino viviendo un invierno nevado en Argentina, sabiendo que no soporto el frío. Me imagino en las playas de la Habana, cuando sé que me pone de mal humor el calor extremo. Me imagino en una preciosa casita de estas austriacas cerca de los Alpes cuando sé que no soportaría estar lejos de todo. Cuando en realidad sé que me quedaré donde estoy, porque me gusta. Tan solo quiero hacer algo grande, pero ¿qué es lo más grande que puede hacer una personita en su monótona vida? Cuando quizá lo único por lo que lo hago es por soñar, ya que es lo único que el dinero no mueve ni condiciona, mientras sea gratis lo hago, aunque luego salga caro. Aunque a los soñadores subamos alto, y después bajar cuesta, pero sobre todo, duele.
-A.

Reckless


No soy cruel, simplemente he aprendido a usar menos el corazón- dijiste, y te fuiste.
Eres valiente, pero sabes que siempre te vas antes de darme la oportunidad de darte una respuesta. Y sí, sé que quieres ser de piedra, pero no lo eres. Y me rematas con una de tus frases para convencerme a mí, el último que queda al que no has convencido de serlo. Pero no lo harás. Que usas menos el corazón. A quién engañas. Sé que lloras por las noches. Sé que no puedes ser tan fuerte. Sé que me quisiste, al igual que yo te quise, solo que tú nunca me respondiste ‘yo también’ cuando yo te decía esas tres palabras que nunca le había dicho a nadie. Porque eres así, te gusta ser aguas turbias más que transparentes, y ver quién corre el riesgo de meterse en ellas. Que todo el mundo te tenga miedo. Ser invencible. Ser dura e insensible. Usar menos el corazón. Pero tuviste un problema cuando otro valiente se metió en tus aguas. Puedes guardarte tus frases, y si no la próxima vez que me sueltes una, no te vayas dándome la espalda, porque sé que te vas por miedo a romperte a llorar en ese mismo momento, o que te dé una respuesta que te rompa todos los esquemas. Porque te gusta tener la última palabra. Ser más lista que los demás. Sobre todo más fuerte. Pero no eres la única, y no me mientas. Sabes que no puedes carecer de corazón, por mucho que lo hayas intentado.

-A.

I am lately lonely

¿Sabes lo horrible que es echar de menos a alguien? Yo nunca quise echarte de menos. Y me fui. Y durante un tiempo dejé de hacerlo. Me convencí de todas las cosas malas y de haber tomado la decisión correcta, pero alguna vez me comentaron que cuando tienes que buscar razones y argumento para pensar que estás haciendo bien es quizá cuando no lo estás haciendo. Pero yo sí hice bien, hasta ahora, porque nunca tuve en cuenta que era obvio que si pasa una vez, pasa otra. Y que hay cosas que no cambian. Escuché una frase que me gustó en alguna buena película: "donde hubo fuego, quedan cenizas. Por suerte, yo aprendí a barrer." Yo estoy aprendiendo.

-A.

domingo, 5 de febrero de 2012

En un millón


Si consigues hacerme reír, pero sin hacerme feliz. Si consigues que te mire a los ojos, pero sin que me pierda. Si consigues que te bese, pero sin adicción. Si consigues darme un abrazo, pero sin ser suficiente para llenarme. Si consigues protegerme del frío, pero no de la inseguridad. Si son silencios cómodos, pero no repletos de significado. Si me coges en brazos, pero no me haces sentir una princesa. Si me vienes a buscar todos las tardes de los sábados, pero nunca me sorprendes. Si me miras, pero no me lees. Si me secas las lágrimas, pero no impides que caigan más. Si me echas de menos, pero no te escapas para verme. Si no puedo vivir sin ti, pero tampoco contigo. Si me sacas una sonrisa, pero no de esas estúpidas con tan solo verte. Si me dices te quiero, y esperas que te lo conteste de vuelta, no esperes que te quiera, no esperes estar hecho para mí.

-A.


Durante unos instantes

Ese extraño momento en el quiero que te calles y me beses. Que me hago la tonta para que agarres la cintura y finjo no oírte para acercarme más a tus labios. Esos momentos en los que me tumbo en mi cama y hago planes de cómo hacerme la borracha para decirte todo aquello que no te podría decir sobria que nunca llevaré a cabo, ese momento en el que no te saludo para que vengas tú y me beses la mejilla y que yo sienta que te encantaría que fuese en mis labios, ese momento en el que estiro los brazos con intenciones de abrazarte y después finjo estirarme. Cuando te pido que me cierres la espalda solo para abrazarte, y cuando me hago la cansada para apoyarme en tu hombro. Ese extraño momento en el que me pongo seria y me encantaría llorar en tu pecho aunque nunca lo haría, y ese extraño momento en el que tengo en mi cabeza miles de preguntas que me encantaría hacerte aunque nunca lo haré. Ese momento en el que tu humor afecta el mío incontrolablemente, y ese momento en el que soy feliz al hacerte reír. Ese extraño momento en el que accidentalmente a propósito acabamos coincidiendo en el mismo sitio, incluso juntos. Ese extraño momento en el que me apetece caminar en silencio junto a ti, ese momento en el que me encantaría que me fueses a buscar y acompañases a casa. Ese extraño momento en el que no quiero otro, pero tampoco a ti. Ese momento en el que no quiero quererte ni que me quieras, pero que te sientas igual que yo. Ese extraño momento en el que te conviertes en lo primero y último que pasa por mi cabeza en el día. Ese extraño momento en el que te odio de tanto quererte.
-A.


miércoles, 1 de febrero de 2012

Athazagoraphobia


Esta historia va a una chica, que a mí me gusta definirla como una bola de cristal, solo que no tan frágil, está envuelta en papel de burbuja, o al menos eso es lo que quiere hacer creer.
Y entonces todos, vienen, cogen la bolita, y explotan todas las adictivas burbujas del papel, y cuando terminan, se aburren y se cansan, y se van, y la dejan ahí indefensa, teniendo que sacar fuerzas para buscar más papel para protegerla.
Y esta bolita rueda y rueda, y cuando hay obstáculos, coge velocidad y se da más fuerte, solo porque ella quiere, ella sabe rodarse hacia la izquierda y la derecha aunque no lo crea, y se hace pequeñas rajitas que espera curar con el tiempo, pero chica, le pides demasiado al tiempo, suena irónico pero, dale tiempo al tiempo, tú mientras rueda con cuidado. Y sigue rodando y rodando hasta que alguien tiene en sus manos a esta preciosa bola de cristal, y a la bolita le gusta estar en sus manos, pero tiene miedo de que este empiece a explotar burbujita a burbujita, hasta acabar y cansarse, y marcharse, y dejarla ahí, y ya llegado a un punto, con tantas rajas una bolita así de frágil no resiste, y con este miedo, la bolita se va explotando a ella misma, lentamente, pero aún así dolorosamente, sus propias burbujas solo para que no lo haga su nuevo dueño al que tanto cariño le ha cogido, y no se da cuenta de que él no tiene intención ninguna de explotar ninguna burbuja, y que si lo hace, compraría más papel, pero ella no ve esto. Solo cree que se irá. Que la descubrirá hasta dejarla débil y después irse. Y es que ya nadie sabe cómo decirle a esta bolita que deje de explotarse, que a veces perder el equilibrio es parte de encontrar el equilibrio, y que solo se hace daño a sí misma, y que muchas veces preferimos hacernos daño a que nos lo hagan, pero no es necesario sufrir en esta situación, pequeña. Pensar que se irán y abandonar porque piensas que se irán hará que se vaya, y créeme, hay muchas personas que adoran las bolitas de cristal, sobre todo las personas que saben apreciar pequeñas cositas, y esas son las personas que más valen la pena, y esas son las personas que cuidarán a esta bolita.

-A.

Cheiloproclitic



Tú no lo sabes, y yo no quiero saberlo, pero en ese momento te habría besado. Me alejo tus labios y esquivo tus miradas, pero verás, te quiero, pero me quiero más a mí, y me encanta tu sonrisa, pero echo de menos a la mía, y jugar a esto, lo creas o no, (ya que pareces no darte cuenta) duele.
Y me verás como una piedra, que no se enamora, que no se deja, que no se toca, que no se atrapa ni se retiene, que se va, dejando que te enamores sin enamorarme, pero yo sé que sí siento, solo que no quiero que tú lo sepas. Que me agarras y yo me escapo, pero deseando no conseguirlo, y que te acercas y te esquivo, deseando que lo vuelvas a intentar, y que me miras y yo no te miro, pero solo porque ya te miré antes, y tú te rendirás y acabarás por desenamorarte y caer en redes de otras, y a mí me dolerá pero nadie notará cambio en mí, soy una piedra, quiero que me veas como una piedra, ¿recuerdas?
-A.