miércoles, 19 de diciembre de 2012

I'm not really like this




Pasó de verte todos los días a dos veces al año cuando venías de Boston. No dijo nada, pero se fue alejando del grupo. Creo que le recordaba a que no estabas. Dejó de salir. Creo que sintió que dejó de encontrar razones para salir. Se dedicó a aislarse y pasar tiempo solo. Dejó de sentirse bien siendo distinto. Tú le hacías sentirse bien siendo distinto. Tú le hacías sentirse bien. Y dejó de besar labios que quisiese a labios que le recordasen a ti, aunque después se cansó de intentar volver a sentir. Nunca dijo nada, pero se le veía en la mirada. Me lo encontré un par de veces cuando iba a clase, y se ve que por su orgullo nunca admitiría que te echaba de menos. A veces incluso quiso dejar de verte cada vez que llegabas de Boston, y así hacerte creer un poco que le eras indiferente en tu vida. Tú te culpaste a ti misma por dejarle y sentir que él te olvidaba, él se culpó a sí mismo por ser tan orgulloso y sentir que fue tan insignificante para ti. Yo me limito a ser un mero observador  preguntarme qué nos hace ser tan estúpidos como para no decir lo que realmente pensamos sin miedo.
-A.

martes, 14 de agosto de 2012

Take my photo off the wall if it won't sing to you

No es un 'no es por ti, es por mí'. Creo que es un 'los dos'. 
Te fuiste. Te fuiste demasiado tiempo y me hiciste pensar. No soporto echarte de menos, me quita demasiada fuerza, y sabes que pocas cosas odio más que ser dependiente. Ya no salgo si no estás tú, y no encuentro nada útil si es sin ti, y eso me preocupa. Me ha dejado de gustar el helado de Nutella si no es de tus labios, y aunque salga más barato, también es preocupante. Mi necesidad de estar sola impide que pueda tenerte a mi lado, y creo que aún no sabes todo lo malo de mí, y no quiero que lo descubras, o si ya lo sabes, has sido la única persona capaz de enamorarse de ello, y no sé si yo seré capaz de querer tus contras junto a tus pros.
Sobre ti, bueno, no estoy dispuesta a pasarme el resto de mi vida sentada en un sofá. Necesito que alguien me saque a bailar, y tú no lo harías. Necesito a alguien que se porte mal y me haga reír sin pretenderlo. Alguien que le guste improvisar conmigo y saquemos planes de la nada un domingo por la mañana, no que tenga que planificarse con antelación y le cuesten los cambios. Necesito alguien que me dé sin esperar nada, que esté dispuesto a pensar en mí antes que en sí mismo, porque yo habría estado dispuesta a hacerlo por ti.
Sé que suena exigente, pero es que hay que poner numerosas condiciones para descartar al noventa y seis por ciento de la población masculina la posibilidad de entrar en mi corazón. A mí no me va eso de pensar en alguien. A mí no me va eso de echar de menos, de decir te quiero, de necesitar a alguien, de ser dependiente. 
Y quizá sí es por mí, tú lo único que has hecho mal es quererme demasiado. Perdóname por haber sido una mala elección.
-A.

sábado, 28 de julio de 2012

La vida es injusta, cada uno calma los nervios como puede.


A menudo, sobre todo por las noches, se oyen cabezazos en la pared de mi cuarto. Vienen del número 4, el piso de al lado. Sí, cabezazos. Sé que son cabezazos, porque yo a veces me doy algunos de esos, solo que sin querer. Ella lo hace a propósito. Totalmente intencionadamente. Ahora pensaréis, ¿qué clase de masoquista se da cabezazos contra una pared por las noches? Pero a que no habéis pensado, ¿qué clase de masoquista sale a la calle y finge una sonrisa cuando realmente no quiere sonreír solo por no preocupar a los demás? Porque no es que tiene ninguna razón para hacerlo. Peor. No tiene ninguna gana. Qué duele más: ¿el fingir la sonrisa o darse el cabezazo? Un poquito de hielo puede bajar la inflamación, pero quién le da ganas de sonreír a esta chica, eh, quién.
Lo que tiene ser una anciana es que todo el mundo te pasa al bando de personas que están perdiendo vista e oído, incluso la cabeza, y creen que no eres consciente de nada. Y es divertido como esta joven me enseñará una sonrisa por las mañanas al bajar para ir a trabajar. Algunos, los observadores, notarán algo de inflamación en su frente, pero esos son detalles para los observadores. Los observadores son los que ven con los ojos los que ojos de otros no ven. Después estamos los que no vemos con los ojos. Esos somos los que vemos más allá, cosas como sentimientos. Como la tristeza.
¿Cuántos os habéis quedado en la pregunta de qué duele más? O venga, otra pregunta, qué os parece más lógico: ¿darse golpes contra la pared implicando sufrir dos dolores, o darse golpes contra una pared para tener otro dolor por el que preocuparse y olvidarse del otro? ¿Tener por fin un dolor al que puedes encontrarle cura en vez de un dolor interior terriblemente inevitable el cual no puedes sacar de dentro?
-A. 

domingo, 15 de julio de 2012

But can I take you, take you higher?


Te he visto. Solo voy a romper mi trato de decir que no te escribiría más para decírtelo. Te vi, ahí, en la entrada de la estación de tren acabado de llegar a la provincia. Te vi sentado con tu maleta roja a tu derecha, esa que compramos para nuestro primer viaje juntos a Fuerteventura, y con la cabeza escondida mirando al suelo pensativo. Supongo que has decidido aprovechar estas navidades para visitar a tu madre. Sabes que tengo mucha fuerza de voluntad, podría haberme quedado sin escribirte, pero lo hago porque no soporto ver cómo has decidido aislarte y alejarte de todo, y estoy harta de culparme a mí de que tomaras esa decisión. Te escribo porque si hay algo que nunca soportaría es verte mal, y sé que no ocurre nada positivo últimamente con tu vida. Lo sé porque sé leerte el rostro tan bien como tú a la gente. Bueno, casi. Y me habría sentado a tu lado en esa maldita escalera en vez de tan solo quedarme mirándote entre la muchedumbre desde la avenida, pero no soportaría las ganas de abrazarte y no soltarte, sabes que tus abrazos me causan una especie de adicción, y no es bueno engancharse a esas cosas que no puedes tener. Me habría sentado a tu lado porque de verdad que no te guardo rencor ninguno. Porque sé que siempre has querido irte de aquí y yo solo quería quedarme, y que nunca has sido tío de familia y estabas harto de las visitas de tus tíos y compañía los domingos a la hora de comer y bueno, supongo que yo no lo recompensaba lo suficiente como para que cambiases de opinión y te quedases.
Ahora mismo, como no, te escribo de noche cuando no me dejas dormir por perturbar mis pensamientos, y me dan ganas de volver al momento en la estación y preguntarte dónde estarás estos días, y que ni si quiera me tengas que contar que has hecho, tan solo ir con Pipo, y estar los tres, sabes, como si nunca te hubieses ido. Como si nunca me hubieses hecho echarte de menos, como si nunca te hubiese escrito todas las cartas.
Es gracioso, porque todas las cartas están en mi cajón. Nunca se han ido las cajas del desván y nunca se ha ido tu olor de mi armario. Nunca he sabido dónde has estado y nunca he sabido a dónde mandarte las cartas ni aunque me hubiese atrevido a hacerlo, nunca he sabido a dónde querías irte porque nunca te he preguntado, porque no quería saber a dónde te impedía ir solo para que te quedaras conmigo aquí. Perdóname por llamarte egoísta, perdón por intentar sustituirte, y perdón por no acercarme a ti cuando me viste a lo lejos de la estación y te levantaste con ademán de venir hacia mí, y yo me dispuse a apartar la mirada y rápidamente perderme entre la gente. Perdóname, pero es que ya no sé si te hago bien. Ya no sé si tenía razón tu madre cuando decía que yo era muy poco para ti. Me encantaría que te llegase esta carta, pero tan solo te la escribo porque sé que no lo hará. No me odies Mario, porque yo no lo soportaría porque ya tengo suficiente con odiarme a mí misma. Adiós.

-A.

domingo, 10 de junio de 2012

If it's a broken part replace it, if it's a broken heart then face it


Hoy he salido con un chico. Me sentía algo sola. Supongo que cuando llevas más de un año sin dar la cara es un 'ya no te quiero y eres libre'.
Te odio por no venir, y por irte a terminar la carrera de Erasmus en no sé dónde sin decirme nada, y por dejarme sola, por hacerme necesitarte, por tener un puto piso para dos y hacerme vivir sola.
Bueno, te gustaría este chico para mí; es divertido, aunque no tanto como tú. Y también tiene una sonrisa preciosa. Bueno, aunque la tuya es más bonita. Y también sabe cocinar, aunque se le quema más la lasaña que a ti. Pero también le encantan los perros y toca la guitarra. Solo que me gusta más cuanto tú tocas mi guitarra, y me gustas más tú, y él no es tú.  
He cambiado la cerradura de casa, he dejado de sentirme segura desde que te has convertido en un extraño que tiene acceso a mi apartamento, y además estoy segura de que se te ha ido un poco la cabeza. ¿A qué imbécil se le ocurre sino irse de la manera en la que te has ido tú? Bueno, no sé si la palabra es loco, es más bien cobarde.
Por cierto, esta es la última carta que te escribo, y te la escribo como un alcohólico que intentando superar su vicio bebe otra copa más, odiándose a sí mismo por no poder remediar sentarse en el maldito taburete del bar y pedir otra copa. Yo me tumbo en mi cama y solo se me ocurre escribirte, pero te escribo con un corazón de piedra, que es en lo que lo has convertido. Era la forma de refrenarme para no echarte de menos. Ahora ya no tengo la necesidad de alguien que me quiera como tú sino de que alguien ocupe mi cama. Y tampoco tengo la necesidad de saborear la comida sino de que alguien me la haga al igual que hacías tú. Y tampoco necesito alguien que me haga sentir bien, sino alguna presencia para hacerme compañía, y tampoco necesito besos que sepan a amor, sino otros labios que rocen los míos. Me da igual quién. Me da igual por qué.
Mira lo que has hecho. Adiós Mario, creo que ya mi cerebro quiere dejar de pensar en ti por las mañanas tardes y noches y yo he decido darle ese capricho.
-A.

lunes, 4 de junio de 2012

You better shape up 'cause I need a man who can keep me satisfied



Pásate a buscar tus cosas. Está todo empaquetado en unas cajas guardadas en el desván de casa. No soportaba más tu olor en tu ropa dentro de mi armario. Hubiese sido genial que hubieses tenido la cara de dar alguna simple razón, simple pero por lo menos una, y que si no pensabas en mí pensases en Pipo, pero supongo que siempre habías sido un egoísta, pero eso no me impedía quererte. Idiota. Eres idiota. ¿Por qué haces esto? Joder, por qué. ¿Es que esta es tu forma de arreglar las cosas? ¿Marcharte así y desaparecer durante siete meses?
Pipo seguramente te lo perdone. Yo no creo. Bueno, sí, sí lo haré. Ya tengo más que asumido que no puedo odiarte. Porque yo no te he dejado de querer, ¿sabes? Porque un pequeño desliz no me hace tirarlo todo por la borda. Bueno. Tienes llaves, no necesitas mi ayuda para llevarte todo, así que no quiero verte.
No, no hagas caso a eso, ¿vale? Toca. Tócame a la puerta y no entres mientras estoy trabajando en el restaurante (sí, ya me saqué toda la carrera, estoy buscando un trabajo decente) para evitar verme. Necesito verte. Y que me digas cómo estás y qué has hecho este tiempo. Necesito un abrazo de los tuyos para hacerme sentir bien aunque esté así por tu culpa, porque no sé qué hacer ya, así que he decidido eliminar todas esas cosas que me recuerdan constantemente a ti. Ven pronto, no hagas esto más duro, por favor, que ya no sé si puedo con más, últimamente todo me sale mal.
-A.

miércoles, 30 de mayo de 2012

I know plenty of people with eyes closed


¿Sabes qué? Me he comprado un cepillo de dientes eléctrico. Pero he descubierto que ha sido un malgasto de dinero ya que solo me gusta el impertinente sonido cuando viene de ti mientras te lavas los dientes a la última hora de la noche y te paseas sin camiseta con ese ruidazo por toda la casa. Bueno, no he llamado a casa de tu madre porque siempre he sabido que no le caigo muy bien, y tampoco quiero llamarte al móvil, sabes que no me va eso de tragarme el orgullo. Aunque sé que por ti estaría dispuesta a hacerlo.
Han pasado ya casi cuatro meses, procuro no llevar la cuenta. Si no se hace eterno. Y duele.
Fue mi culpa, ¿verdad? Tan solo te pido una jodida explicación, ¿podrías? Me gustaba cuando yo tendría miedo de que dejases de verme con los ojos que me veías y te dieses cuenta de que hay miles de chicas mejores que yo, y tú rápidamente serías capaz de quitarme cualquier miedo a que pudieses dejar de quererme. Ahora sé que habrás dejado de pensar lo mismo, que ya no me mirarás ni pensarás en mí constantemente, y también duele. Pipo se pasa el día en su camita. Creo que lo lleva mucho peor que yo aunque pensaba que eso era difícil jaja. Sabes que me las puedo apañar sin ti, soy una tía fuerte, al menos eso creía.
Por favor, si no vas a volver dímelo, porque si algo duele más que esperarte es esperarte si no vas a venir.
-A.

sábado, 12 de mayo de 2012

There's nothing like you and I


Te has marchado de casa. Solo se nota la diferencia porque no oigo el sonido de tu cepillo de dientes eléctrico por las noches al que me había acostumbrado y ya no tengo que fregar dos tasas para el desayuno. Ahora elijo yo la película de los domingos y no tengo que tragarme el fútbol. Tampoco tengo que hablar con tu madre por cortesía ni hacer un horario para ver cuándo cocina quién o quién saca la basura. Pipo te echa más de menos que yo; es que yo a veces me olvido de reponerle la comida y tampoco lo saco todos los días a pasear, suelo estar muy cansada. Y muy baja de ánimos, aunque no quería que lo supieses. También tengo la cama toda para mí. ¿Sabes lo genial que es eso? Ya no tengo que discutir con nadie por quitarle la manta. Tampoco tengo que limpiar el polvo cada dos días porque ya no hay nadie con alergia a los ácaros en casa y ya no tengo que poner tantas coladas a la semana. También el bus para ir a la uni sale más barata, ya no tengo que comprar dos bonos, aunque solo nos quedaba un curso.
Joder, ¿cuándo vas a volver? Echo de menos ese maldito cepillo de dientes y mirarte mientras gritas gol porque ha marcado el Madrid. Me gusta que elijas tú la peli y me encanta que me sorprendas los días impares del mes a la hora de comer al no decirme a priori que vas a cocinar. Echo de menos reírme de ti cuando bajas en zapatillas de casa a tirar la basura y sobre todo que me quites la manta. Porque te echo de menos en mi cama. Echo de menos como me das un beso en la frente a la una de la mañana cuando crees que estoy dormida y que me pongas el brazo por encima porque tengo frío y que te dé igual que siempre lleve calcetines. Echo de menos sentirme bien porque es que eres el único que lo consigue. Pero no hace falta que vuelvas. Yo no soy la que te necesita. Pero Pipo sí. ¿Qué te parece si vienes a hacerle una visita esta semana? Creo que siente la casa vacía sin ti. Juega con él un rato, y quédate el resto de la semana. Y del mes. Y del año. Y duerme en mi cama. Y lávate los dientes en mi baño. Y siéntate conmigo en el sofá para ver la tele los domingos. No hace falta que sea por mí, piensa que es solo para que estés cerca de Pipo. Intenta parecer un bóxer fuerte pero no puede. Ya sabes, te necesita y eso...
-A.

You are the only one that wants me around


Sabes, he estado recapacitando en una de estas noches en las que no puedes dormir y te quedas mirando al techo. Últimamente tengo muchas de esas. Demasiadas.
Quería pedirte perdón. Sé que soy una egoísta. Siento utilizarte porque me siento sola. De veras. Lo siento. Solo buscaba sentirme un poco llena y no pensaba en que te retengo y puedo hacerte daño. Aunque me lo hago sobre todo a mí misma. Pero es que me encanta cuando me quitas el pelo de la cara, cuando me coges la mano, o me agarras por la cintura, esas pocas veces que me abrazas por detrás. Me encanta todo. Y yo, yo es que me siento sola. Y tú me haces sentir tan bien. Y echo de menos cuando tú estabas sentado, yo caminaba hacia ti metiéndome entre tus piernas, y tú te acercarías a mis labios, y pondríamos frente con frente. Y yo te besaría la nariz. Y tú sonreirías, y yo besaría tu sonrisa.
Bueno, que eso, que perdón. No es lo que parece, yo solo quiero sentirme bien. Y que te pida perdón no significa que vaya a dejar de hacerlo, porque es que no puedo. Todavía no. Dame tiempo. Ni te darás cuenta de cuando me haya ido.
-A.

lunes, 16 de abril de 2012

A soft place to land


Esto es una temporada de escribir palabras incoherentes y después mantener el dedo pulsando ‘Supr’, pero ahí va otra serie de pensamientos estúpidos.
Dicen que la última persona en la que pienses antes de dormir y montas escenas, esa, esa es la persona de la que estás enamorado. Disculpa que discrepe. Yo vivo de escenarios y situaciones imaginarias para sentirme algo llena durante un momento por productos de mi imaginación que no ocurrirán en el mundo de realidades porque soy más de ver a los demás disfrutarlo que yo personalmente vivirlo, pero al fin y al cabo yo vivo a mi manera, y si me quiero ahorrar los golpes esos que siempre llegan después de algo muy bueno no es problema de nadie.
Que a veces recuerde tus besos no significa que te quiera de vuelta, y que siempre recurra a ti para tener una conversación de cosas irrelevantes para sentirme mejor tampoco tiene ninguna relación, y que estés ahí a la una de madrugada hablando conmigo no me hace quererte más. Que me encante verte reír sobre algo que he dicho y que siempre estés ahí dispuesto a tener un huequito para mí y escuchar las cosas más aburridas del mundo que te cuento no te hace mi mejor opción. Que me leas la mirada y siempre te prestes voluntario a darme un abrazo cuando lo necesito no te hace más adorable y que relea nuestras conversaciones para recordar de que hemos hablado en una de esas conversaciones que cambian de tema descontroladamente no me hace querer hablar contigo más que con nadie. Que te gusten mis canciones lentas y te dé igual que me meta con la música comercial y además entiendas lo que digo cuando hablo extremadamente rápido porque me pongo nerviosa no me hace sentir que me comprendas mejor, y que me pidas ayuda a pesar de que te encante ser autosuficiente no me hace sentirme más especial que nadie.
O espera, ¿me he equivocado y era todo lo contrario y sí me haces sentir y pensar así?
Déjame en paz y sal de mis escenarios de antes de dormir.

Even a blind man can tell



Hace tiempo que no me apetecía escribir porque todo me parecen cursiladas y evito sentimientos. Me gustan esas temporadas en las que me vuelvo una especie de marmota y hago que todo me resbala. Esos momentos en lo que cualquier cosa referente al amor me da asco y cualquier cosa con pasármelo bien se me apetece. Esas temporadas en las que paso de todo hasta llegar a sentirme demasiado yo. Y me gusta. Lástima que lo bueno dure poco.

martes, 27 de marzo de 2012

I'm giving up on half empty glasses

 No he tenido tiempo para despedirme de ti y no me importa. Ya no me urgen esas ganas de quedarme ahí contigo mucho tiempo cuando tengo que marcharme, porque ya no te echo de menos cuando no estás. Es un alivio. Era divertido acercarme a tus labios, no resistirme a mirarlos y volverme con una pícara sonrisa dejándote con las ganas. Eso siempre es divertido hasta que solo una persona siente esas ganas de hacerlo. Pero ahora me da igual decirte adiós con la mano a lo lejos, me da igual rechazar tus agradables abrazos y me da igual que no me mires con esa mirada.
Y tiene gracia que me den ganas de gritar a los cuatro vientos que me da igual, que vuelvo a ver todo con los mismos ojos de siempre, con los que paso de los labios de cualquiera y evito historias de amor que hacen sentir más de lo que quiero soportar. Y tiene gracia como nunca le habría querido confesar a alguien cómo necesitaba ver esa mirada todos los malditos días para sentirme ridículamente, pero exageradamente, bien. Y querría ir y plantarme delante de tu cara y decirte todo sin tapujos, hacerte saber que nunca jugué contigo y aún así sentí que perdí, pero ahora he vuelto a recordar que un juego con tantas sensaciones de por medio nunca me había gustado. No quiero correr el riesgo de que me vuelvas a mirar con esa mirada y agarrar la cintura con tus manos pero ahora, ahora me da igual. Y sienta bien.
-A.

Tu propio cerebro te juega malas pasadas



Hoy me he mirado al espejo y no me he deprimido tanto como de costumbre. No te lo dije, pero el hecho de que me quisieras me hizo quererme a mí misma un poco más. Tengo una pequeña raja en el labio. No he podido evitar pensar en ti y aquel día en el que me besaste la comisura de los labios si esperar que yo besase de vuelta. Tan solo me besabas suavemente una vez tras otra con una pequeña pausa, suficiente como para hacerme querer más.
Cuando uno tiene estos flashback es difícil volver a donde está. Pero ya estoy devuelta a este baño y me sigo mirando en el espejo. Después recordé aquel día en el que me esperaste en la entrada de los baños de aquel cutre centro comercial y al salir estabas ahí, con esa mirada que tanto me encantaba. Y ahora ya me he vuelto a perder por los recuerdos. Todo me recuerda a algo. Todo me trae flashbacks de aquello que supongo que no debo recordar. No digo ‘que no quiero recordar’ ya que también  supongo que uno no debe recordarlo cuando hace daño, pero tampoco olvidarlo.
Hace días que no te veo. Bueno, no voy a disimular, ¿vale? Hace cinco meses y diez días. No tengo ganas de verte. Solo me hace sentir peor. Y cuando digo peor es porque ya no sé qué me hace sentir bien. No estoy bien ni a tu lado ni lejos, y temo a todas esas cabezas que sobresalen de la multitud pensando que podrías ser tú, aunque por una parte quiero que seas tú; por ti sí disimularía una sonrisa para que veas que estoy feliz. Vale, sí, he vuelto a mentir, tú sí me haces sonreír como nadie. Lo peor es que parece ser que no tienes que hacer nada para conseguirlo. A veces te odio, eh. A ti y a esos odiosos cinco meses y diez días, y diecisiete minutos desde que comencé a escribir esto.
No te echo de menos, tan solo me faltas, pero no te echo de menos. Me gustan estos constantes flashbacks que vienen cada medio milisegundo, es agradable salir de esta sensación durante un rato y volver a aquella que comienza en la barriga.
Y bueno, como siempre me he ido por las ramas. Lo siento, es que hace tiempo que no hablo mucho sobre lo que pasa por mi cabeza. Quería darte las gracias por quererme aunque sé que nunca aceptas las gracias, y supongo que menos por razones irrazonables, y aunque suene a acto de desesperación o soledad- que sí, probablemente sí lo sea- desearía que me dijeses si alguien me querrá igual algún día. Y ya está, no te molesto más.
-A.

domingo, 18 de marzo de 2012

It wouldn't have worked out anyway



A veces cuando llego a casa pienso en ti. Me quito los zapatos pensando en ti, camino descalza hasta abrir la nevera pensando en ti y me siento sola en la mesa de la cocina a tomarme un vaso de leche fría pensando en ti. Y me recuerda a esos días que después de estar contigo no me apetecía estar con nadie, para quedarme por último con tu imagen, con tu beso de despedida como última palabra. Fue incluso la primera vez cogí el autobús sola, para sentarme y sonreírle tontamente al cristal al acordarme de ti. Para acordarme de cómo lentamente colgabas el móvil a la llamada de tu madre porque eso siempre significaría que te tenías que despedir de mí para marcharte. Pero yo me reía. Me reía de cómo hacías todas esas pequeñas cosas que hacía que te adorase. Aunque no te lo dijese, me gustaba cómo hablábamos de cosas tan insignificantes como qué coche tendríamos de mayor y los juegos de cartas de tu abuela, y lo adoraba. Igual que a ti. Igual que tus besos, tus abrazos, tus ojos, tu sonrisa y muchas cosas más que daría para largo.
Tiene gracia, todo pasa como debe pasar. Pero solo que lo sepas, sí pienso en ti y aún me acuerdo de nuestra promesa, y no sé si recordártela.

-A.


sábado, 17 de marzo de 2012

I kissed you for far too long and I'll let go


Cuando me siento sola y desespero, a veces pienso en ti. Y recuerdo que alguien pudo quererme aún con pelos rizados y estofados después de secarse del mar salado de la playa, cansada y con sudor después de perdernos en la montaña, después de cortarme diecisiete centímetros de pelo sin previo aviso asumiendo que seguramente no me favoreciese, aún cuando voy con esas ropas que me hacen más gorda, cuando llevo gafas en vez de lentillas, aún sin ser una de esas chicas que usan sujetadores de relleno para aparentar tener mejor delantera porque no la tengo, aún teniéndome tan lejos como de Londres a una isla del atlántico, aún sentados en un banco en silencio sin importar los comentarios de las mujeres que pasan sorprendidas de nuestro comportamiento, aún llegando a nuestra quedada en la playa enfadada con mi padre el primer día de agosto, aún cuando me comporto como una niña chica inmadura que solo quiere divertirse, aún cuando no paro de cantar la única línea que me sé de la canción que tengo pegada, aún cuando tengo vergüenza al conocer a gente nueva y me entre la risa nerviosa al encontrarnos con sus padres, aún cuando le puse fácil odiarme, aún con todas esas cosas que odiaba de mí y me hacía querer un poco más. Entonces espero que otra persona consiga quererme como tú, ya que sé que tú no lo harás más.

-A.

domingo, 11 de marzo de 2012

Ain't been sober since maybe October of last year


Creo recordar que te mereces algo mejor. Creo recordar que mereces a alguien que te haga reír todas las mañanas y te aguante tal y como eres en vez de hacerte cambiar. Alguien a quien le guste cómo te ríes de tus propios chistes y de lo torpe que eres en la cocina. Alguien que entienda tu humor pero sobre todo comprenda que necesitas a alguien fuerte para ser fuerte, y no alguien con cara larga que es vulnerable. Alguien que te agarre la mano a pesar de tenerlas frías, y tenga ganas de besarte incluso con pintas de recién levantada y sudadera y chándal. Alguien que no importe si no escribe cartas de amor, porque tú siempre has preferido saberlo con solo una mirada. Alguien que sea feliz al verte feliz. Alguien que te escuche y entienda lo que dices incluso cuando aceleras el ritmo de tus palabras. Alguien a quien le salga una estúpida sonrisa al mirarte y te enamore una y otra vez. Alguien que sé que no seré yo, pero por lo menos algo que te merezcas, y deje de hacerte daño, pequeña.
-A.

Love was just an easy game to play



Te odio por acercarte a mis labios y observar cómo se dilatan mis pupilas. Te odio porque vienes cada vez que te empujo para que te alejes, aunque en realidad no quiero, y me haces empujarte una y otra maldita vez sacando el esfuerzo de donde apenas puedo. Te odio por hacerme pensar en ti cada vez que paso por ese banco, cada vez que mi mente tiene tiempo para pensar en algo. Te odio por meterte en mis sueños y en mi cabeza mientras leo. Te odio por hacer que las conversaciones sean tan agradables que siempre pienso en contarte a ti las cosas. Te odio porque tener el maldito don de quitarme una sonrisa de la cara cada vez que te veo igual con otra. Te odio porque hacer sentir a cada una como si fuese única y que después ninguna la sea. Te odio por tu forma de jugar con lo que tienes. Te odio. Te odio por hacerme quererte.

-A.


domingo, 4 de marzo de 2012

They would never understand


Siempre me ha parecido horrible que la gente se comporte en plan víctima, es como: ¿no tienes nada mejor que hacer que intentar llamar la atención de todo el mundo? Pero están esos momentos en los que necesitas estar sola, pero no encuentras un lugar, y no es el momento, pero lo necesitas, y en esos momentos te sientes totalmente perdida, porque no sabes a dónde ir, no tienes a dónde ir.
Y encuentras ese pequeño lugar, y más que lugar preferirías llamarlo escape y cierras los ojos, en alivio. Pero no puedes hacerlo del todo bien, siempre está ese miedo a que entre alguna persona y piense que eres de esos que van de víctima, o que buscan atención, o que eres una depresiva que tuvo que ponerse triste en ese preciso momento, pero es que todo el mundo juzga sin saber, ¿verdad? Nadie sabe y todos hablan, todos escuchan con interés pero nadie con atención, y tú estás ahí, haciéndote como siempre la dura. Vamos anda, tú sabes que no lo eres y eres una estupenda actriz para estas cosas. Sigue. Sigue. Aguanta. Es una noche, que estarás sola como muchas otras, pero en las demás podrás quitarte la máscara y sentirte en tu lugar; es siempre mejor sentirse solo estando solo que sentirse solo estando acompañado, pienso yo.
-A.

We got our love to pay the bills

No te pido que me prometas un beso desde el último piso de la Torre Eiffel ni una foto en Machu Pichu. Tampoco te pido que nos apuntemos a clases de buceo para ayudar limpiando los mares con Green Peace. Tampoco te pido un loft en medio de Nueva York, ni un palecete de Madrid, o una casa de diseño ni en un remoto barrio de Andalucía. No te pido la tele más grande que haya salido al mercado, ni un colchón que nos haga dormir más plácidamente cuando tan solo dormimos. No te pido ni un tablet con internet para cada vez que salga de casa ni ningún tipo de tecnología en 3D. Tampoco te pido que me lleves a restaurantes en los que ni un plato de la carta baje de cincuenta euros y además sean del tamaño de una comida de Ferran Adrià. Tampoco te pido que tengamos un clásico Mercedes o un brillante BMW. Tampoco te pido que nos casemos en una playa de Hawaii, incluso me basta con el terreno de mi casa del campo. Me bastas tú. Me has bastado tú para enseñarme todas esas cosas que no necesito para ser feliz. Porque siempre piensas que tu sueño es ir alrededor del mundo y vivir en una preciosa casa, cuando no te sirve de nada si no tienes con quién compartirlo. Así que me basta con tenerte a ti dentro de un Seat de segunda mano, en un pisito de una calle en la isla y comer en nuestra cocina comida congelada. Me basta con tener la tele de la vieja casa de tus padres, y sobre el colchón, como si dormimos en un sofá cama. Me basta con aprender italiano a través de YouTube en vez del caro curso de buceo, y tener una foto contigo sentados en la cama de nuestro minidormitorio y el beso, con que me beses paseando de la mano por un parque no necesito más. No mientras sea contigo.
-A.