Tenía la forma de caminar de alguien a quien le acababan de romper el corazón. Se sentaba en el asiento de la esquina de la última fila del autobús como quien cree que su existencia es insignificante. Miraba por la ventanilla como quien quiere escapar del mundo, y su forma de mirar era como si fuese tan capaz de ver a través de ti que veía todas tus inseguridades y malos pensamientos, y había decidido dejar de mirar muy directo a los ojos. Era eso, o que a la última persona que miró directo a los ojos le dejó un terrible recuerdo. Es horrible vivir en un mundo donde nadie te entiende. Yo lo sé, Ethan, yo lo sé.
-A.