jueves, 27 de junio de 2013

Few words could open me but you knew them all

Tenía la forma de caminar de alguien a quien le acababan de romper el corazón. Se sentaba en el asiento de la esquina de la última fila del autobús como quien cree que su existencia es insignificante. Miraba por la ventanilla como quien quiere escapar del mundo, y su forma de mirar era como si fuese tan capaz de ver a través de ti que veía todas tus inseguridades y malos pensamientos, y había decidido dejar de mirar muy directo a los ojos. Era eso, o que a la última persona que miró directo a los ojos le dejó un terrible recuerdo. Es horrible vivir en un mundo donde nadie te entiende. Yo lo sé, Ethan, yo lo sé. 
 -A.

lunes, 24 de junio de 2013

Post break-up sex that helps you forget your ex

Acusaban a Amélie de promiscua y  provocadora, aunque curiosamente nunca sin enseñar más de la cuenta. Tan solo en su seductora personalidad que conseguía convertir a pequeños capullos en perritos falderos y con una sutileza que solo ella podía tener les desgarraba el corazón. Pobre Amélie que nadie entendía que ella solo intentaba conseguir un puño de clavos del que poder elegir uno como presa para poder sacar al suyo, que estaba tan profundamente clavado, y que cada vez que veía que ese clavo no le servía, y ellos creían sentir su corazón arañado, más que cualquier otro se despedazaba el de ella, harto de vanos intentos por sacarlo. Ay Amélie, nadie te advirtió de que no solo un clavo no saca a otro clavo, sino que a veces tan solo lo clava aún más...
-A.

miércoles, 19 de junio de 2013

This dormant love you've built inside your stubborn ways


El dolor viaja a 3000 pies por segundo. Eso dijiste la madrugada en la que me torcí el tobillo en nuestra escapada a la playa, ¿te acuerdas? Y sinceramente en ese momento me parecía imposible que pudiese ir tan rápido. Pero ahora sí, ahora sé que tenías razón. En ese momento no sé si fue el simple hecho de que estuvieses ahí conmigo que hizo ameno cualquier dolor físico que pudiese tener, o que la velocidad a la que iba la felicidad lo contrarrestaba. Pero ahora lo sentí. Intenso, rápido, imparable... Lo que por el interior. Lo sentí a toda velocidad como recorrió desde alguna parte desconocida del cuerpo acabando directo en el corazón, rozando la boca del estómago. Como una especie de punzada o una patada bien dada en el punto más doloroso. Como una especie de tembleque en las piernas que requería una huida inmediata.
A veces es peligroso caer muy profundo en redes (de alguien), porque después no encuentras la forma de salir. Y ahora me pedías que yo saliese de ahí porque ya no tenía un lugar, y yo, tan incapaz de ver una salida.
-A.

sábado, 1 de junio de 2013

There are some things that you have to let go


He llegado a la conclusión, y resulta que tampoco estaba tan lejos. Esta es la última vez que te quiero, créeme. Me he fallado tantas veces por no fallarte a ti, para que siempre te lo agradezcan de la misma manera, que no es otra que rajarte un poquito más el corazón. Y es que una vez alguien dijo que los corazones nunca serán prácticos hasta que puedan ser irrompibles, y ojalá lo inventen pronto. Sé que es difícil quererme, pero estoy trabajndo en ello, créeme. Pero es que a veces es tan difícil encontrarme. Y me canso de buscarme. Ya me he cansado de ir contra el mundo, porque ahora él parece haberme plantado la cara, y no puedo con esto yo sola. Era más divertido ir contra el mundo cuando lo hacíamos juntos.
-A.

I'll never know what's good for me


Insistía, aunque tranquila, en que ya no te quería, sino que incluso ahora te odiaba. Yo lo comprendía: solo se odia a quien se le ha querido, pero decidí preguntarle las razones por las cuales tanto te detestaba. Entonces pareció quedarse en blanco, y percatarse de que no tenía ninguna razón para odiarte, hasta que soltó- eso sí, con mucho resentimiento- lo mucho que odiaba que siempre dejases la tapa del váter subida. Entonces pareció volverse transparente, y vi cómo esta chica que actuaba con indiferencia y fuerza, se hundía cuando estaba sola por las noches, porque no encontraba una mísera razón para odiarte y poder dejar de sonreír con tu recuerdo. De repente se mostró vulnerable, le comenzó a temblar el mentón, y con una voz terriblemente temblorosa dijo con un intento de sonrisa: "Quererle ya no duele. Creo."

-A.