jueves, 29 de diciembre de 2011

Butterfly Lion

¿Sabes ese nudito que se te forma en la garganta cuando estás triste, cuando estás muy triste? Nunca ha sabido controlarlo, siempre ha sido traicionero, ahí, bloqueándose en medio de la garganta impidiendo salir las palabras, aunque tampoco hay mucho que decir, y hace que no aguante. A ella le gusta aguantar. Le gusta. Pero a veces duele. Así que abre su cama y se tumba. Cierra los ojos. Ya sabe que caerán solas. Maldito nudo, duele. Molesta. Ella suele soportar estos dolores. Un amigo suyo dice que todos los dolores son psicológicos, quizá es ese el problema, ¿verdad?, que son psicólogicos...
Ya se empieza a notar que está hecha de un 75% de agua, aunque pronto será menos como no dejen de caer. Respira hondo. Siempre lo hace. Respira. Hay cosas que no cambian, que no cambian...

-A.

Acceso no autorizado

Y recuerda ese momento. Siempre supo que no se olvidaría, pero también siempre supo que también perdería la intensidad con el tiempo, sobre todo porque no pareció tener tanta, no después de él. Y nunca llego a ser un beso dulce, sino tan solo con sabor a colilla de una noche de locuras que no se repetirían, un sabor nuevo, pero no su favorito. Y no sonrió entre roce y roce de labios como hacía contigo, y no fue lento y después apasionado y después perfecto. No lo fue. Sobre todo esos labios no sellaron ciertos sentimientos, tan solo una montaña rusa que necesitaba un fin a su viaje. Y no sabía si escribir sobre ello o llorar por su soledad, pero al final decidió no hacer ninguna de las dos y seguir adelante con su papel. 
Y ella se dice a sí misma que nunca se dejará caer en un amor tan fuerte que esté donde esté mientras esté que él sea como estar en casa. Pero supongo que aun no ha descubierto la magia del amor, y cómo rompe todas estas necias palabras...
-A.


Solo una noche

Y mi almohada es quien mejor ha tragado mis lágrimas. Todas esas noches que me acurruqué hecha una pequeña bolita para sentirme pequeñita, y segura dentro de mi cama, pequeñita como en aquel tiempo en el que mis pies no alcanzaba el borde de la cama y no tenía más preocupaciones aparte de si el Ratoncito Pérez encontraría mi diente, y no lloraba porque no echaba de menos a nadie, vivías tranquilo y seguro haciendo esas boberías y tonterías por las que ahora te juzgarían. Y yo intento pararlas, pero en algún momento tengo que dejarlas salir, así que mojan mi almohada por las noches. Y sigo hecha una bolita cubierta por las sábanas hasta el cuello y deseando sentir tu brazo por mi cintura, de esos momentos en los que me pasaban hormiguitas por la barriga y me sentía protegida, y llena, lo cual me cuesta mucho sentirme. Y ahora quizá no te echo de menos a ti, pero echo de menos la sensación. La sensación de sentirme llena, y querida, y tuya. 
Esa almohada que traga lágrimas de esas noches en las que te sientes tan sola...
-A.




martes, 20 de diciembre de 2011

ESCAPISM

Y preguntaste: "¿Y por qué no quieres dejar que te conozcan bien?" Y yo en desconcierto, ya que nadie había llegado a formularme esa pregunta de forma tan directa y bien expresada, simplemente respondí lo primero que pasó por mi cabeza: "si lo pusiese fácil, cualquier persona podría entrar, y yo no sabría quiénes son los que realmente lucharían para conocerme."
Y pensaste que tenía sentido, y me entendías, incluso me leíste el pensamiento, incluso descubriste mi burbuja y la definiste hasta de una forma mejor de la que yo jamás habría hecho, y ni te lo negué ni te lo afirmé, pero ahí estabas tú, seguro de lo que habías dicho y yo preguntándome cómo conseguías ver a través de mí, incluso con miedo a que leyeras esto también en mi cabezita. 

Y entonces decidí que era extraño esta sensación de poder confiar y ganas de decir cosas que no le habría dicho a otra persona, definirme y hacer confesiones, que poco a poco durante el transcurso de la noche alguna  de más dije. Y me di cuenta de cómo te lo estaba poniendo fácil, y tú resultabas tan desconocido. Y te lo puse en tus manos, te dejé el camino marcado con señales y limpio de obstáculos, listo para dejarte entrar, ese camino del que solo te había hablado a ti, ya que fuiste el único que se atrevió a hacer la pregunta, y te pedí una cosa, haciendo algo que jamás pensé que haría, pero que me daría la oportunidad de que yo también caminase y deambulara un poco por tu camino mientras yo te empujaba un poco más en el mío, confiando con los ojos cerrados. Y solo quería que esto fuera justo, y tener una más de estas personas con las que sentarme a hablar como solo se puede con los buenos amigos. Y te pedí que me devolvieras el favor, y no lo devolviste de la forma en la que alguien que querría seguir caminando haría.
Y no me importa en absoluto, es más, quizá lo necesitaba. Lo necesitaba porque son esos momento los que hacen que te des cuenta de porque no quieres que sea fácil la entrada a tu camino, porque nunca has confiado a ciegas y siempre llevas un airbag debajo, en ese momento en el que le pones algo a alguien en la palma de la mano, y tan solo lo suelta. Y después nadie comprende mis razones...

-A.

sábado, 10 de diciembre de 2011

La perfecta distracción



Genial, mira qué horas y yo sin dormirme por pensar en ti.
He olvidado las razones por las que dejé de quererte. Las he olvidado. Cada vez que intento acordarme, me viene a la mente la escena, a mi barriga la sensación y a mis labios el sabor de esos momentos. Te dejé de querer porque... y pienso que me gustaban tus abrazos. Te dejé porque... Y recuerdo que me gustaba que me dijeses te quiero sin razón. Te dejé porque... y me gustaba que me echases de menos y te diese vergüenza decírmelo.
Te dejé al igual que dejo ya de escribir esto, porque me quedé sin ideas y sin razones para seguir, y supongo que no quería que fueses una droga y echarte de menos. Me conoces demasiado y sabes que me gusta ser independiente. Lo siento, y siento más que no lo sepas.

-A.

"Fue una locura, pero para eso somos humanos, para cometer locuras"


Alguien que no pueda caminar conmigo por la calle sin cogerme de la mano. Que no me compre con regalos pero que tenga mil detalles de papel. Que no le guste verme llorar y me haga reír hasta cuando no tengo ganas. Que de vez en cuando decida perseguirme por los bares y conocerme otra vez. Que me mire, lo mire y me tiemblen las piernas sin remedio.
Que no dé por hecho que siempre voy a estar ahí pero que tampoco lo dude. Que no me haga sufrir porque sí, pero que no me venda amor eterno manoseado. Alguien que esté loco por mí, y no se olvide decírmelo los días de resaca. Que si se pone animal, sea sólo en la cama y me mate a besos por la mañana. Que no se acostumbre a mí y deje de inventar nombres nuevos para despertarme.
Que si mira a otra, luego me guiñe un ojo y se ría de mis celos de hojalata. Y sobre todo que no tenga que perderme para darse cuenta de que me ha encontrado.

Alguien que se parezca a ti, pero que no sea como tú."

http://dospalabrotas.blogspot.com/

jueves, 1 de diciembre de 2011

You only want the things that you can't have


Y Carlota no recibe cartas. No recibe cartas de navidad, de cumpleaños, de año nuevo, de amor... Nadie le escribe cartas. Y ella se siente sola; no hay nada más bonito que sentimientos expresados con la misma letra del autor. Y ella quiere cartas, pero no escribe cartas. ¿Por qué esperar que alguien le escriba cartas si ella no lo hace? Esperas demasiado, Carlota. Ambos sabemos que tú escribes cartas, escribes muchas cartas, solo que después las arrugas y las echas a reciclar.
Manda las cartas, Carlota, si no, ¿quién te mandará cartas? Quizá hay otra persona haciendo exactamente lo mismo al otro lado de la calle, y no te manda cartas porque tú no le mandas cartas.
No te sientas sola, Carlota, simplemente no esperes que los demás hagan eso que tú no has hecho, a veces tienes que ser tú la que des el primer paso, o a veces simplemente no debes esperar nada.
-A.     

Escrutando

A quién voy a mentir: no ha sido lo que esperaba. Yo hablando, definiéndome igual de realista que mi padre, viene mi madre rematando algo que quizá ya sabía, pero no quería saber: "pero tú también te ilusionas, ¡sabes que a ti te gusta vivir de ilusiones!" Y yo simplemente respondo al comentario diciendo que yo no era esa persona de la que hablaba. Que sí, que me levanto y camino con una sonrisa, pero no es una ilusión, es que aprendo a ver la realidad de otra manera. Y que sí, que ayudo a ver las cosas de una forma más optimista, pero todos los que damos consejos sabemos que nunca nos los aplicamos. Y bueno, sigo siendo realista, pero quizá tenga razón: para ciertas cosas me levanto diciendo que será un día genial, y olvido que algunos días no lo son; olvido que algunos días no me apetece que nadie me vea con esa cara larga, y odio los días en los que por una razón o por otra, tienes que sentirte más feliz o sonreír más que en cualquiera que el resto de los 364 días, y no quiero. Quizá sea esa obligación la que me pone seria, quizá que esperé demasiado. Quizá porque sí sea una ilusa, y olvido el "nunca esperes nada y así nunca te decepcionarás". Quizá es eso, pero sea como sea, nunca está tan mal, así que sonríe pequeña.
-A.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Trayectos en guagua que traen inspiración

Porque me gusta encontrarle las palabras que a ella no le salen, http://lovefallsondeafears.blogspot.com/

La mecánica del corazón




Lo mejor de ese tiempo era acompañarte a casa y que mientras hablásemos, y cuando yo menos lo esperase, tú te reías y yo me volvía a enamorar, una y otra vez de tu sonrisa. Y en ese portal de vallas rojas en las que te besaría dejándome llevar, y viéndote marchar sabiendo que ya te estaba echando de menos. Y esos besos con sabor a kinder, y sabor a Sprite, y sabor a ti. Y tu seguridad y el brillo de tus ojos, y sobre todo tu necesidad de cariño, de mi cariño. Tan tú que no podía evitar tener una sonrisa en mi cara al tenerte a mi lado, y tú entrarías a ese portal torre B y yo seguiría caminando hasta mi casa, con las manos en el bolsillo, el sonido de mi música en mis oídos, y el sabor de tus labios en los míos.
Y ahora te vuelvo a acompañar a ese portal torre B, solo que han pintado la valla de otro color y bueno, tú y yo somos tú y yo y no uno. Y ha sido casualidad y un accidente, pero quizá sí me apetecía caminar contigo, a tu lado, una vez más, es agradable... Y no sé si tú me echas de menos, pero cuando menos lo pienso me doy cuenta de que yo sí. Te echo de menos, pero no te necesito. Pero te echo de menos. Y ahora tú caminas segura y serena, pero ni feliz ni enamorada, y no nos miramos a los ojos como para apreciar tu brillo. Y yo me paro y te digo adiós y tú muestras una leve sonrisa y un gesto de mano que haces mejor que nadie. Y me resulta extraño, ver esa sonrisa que me enamoraba una y otra vez, y ahora no sé si es que tu sonrisa ha cambiado o si es que ya no me puedo enamorar aún más....
-A.

ALEXITHYMIA


Y ella dirige su vista hacia a la ventana, pero no ve ni mira. Simplemente espera que nadie lea sus brillantes ojos marrones. Espera que nadie lea sus ojos como ella lee los ajenos. Espera poder reprimir esa lagrimita que va a caer mientras siente intensamente cada una de las palabras que dice. Espera volver a casa y llorar tranquila para no tener que dar explicaciones, sobre todo esas explicaciones que no puede dar. Escribirá un día más es su libreta que ha derramado lágrimas, pero deseando que mañana acabe. O si no es mañana, que sea pasado, o pasado, pero que por favor acabe pronto para darle tiempo de ser feliz, de encontrar otra razón más para escribir en su libretita de 'Razones para sonreír' y no tener que ir al balcón a fumar un cigarro para creer que es realmente una excusa para sonreír en vez de una excusa para llenar ese papelillo en blanco que desea ser escrito. 
Y sobre todo, por encima, muy encima de todo esto, espera poder dejar de pensar en ti... cuando llora. Espera poder dejar de necesitar un abrazo tuyo sin más y de desear que fueses tú el que está a su lado mientras llora, el que está ahí ahora. De visualizar la escena en la que te lo quiere decir todo que en realidad es nada, solo estar junto a ti, saber que estarás ahí. Desea poder expresarte cada una de las palabras que tiene que decirte con sus labios y no con tinta, y que no se le quiebre la voz mientras lo hace.
Y bueno, si no es posible que pueda llegar a conseguir plasmar mis sentimientos en palabras que se lleva el viento en vez de palabras que permanecen en el papel, o que no se me vaya la voz paulatinamente mientras lo hago, que por lo menos, no seas tú esa persona. Por favor.
-A.

Sincerely, a hopeless heart



Y es que es insoportable. Es sorprendente, es decir, a mí me sorprende como gente no comparte mi opinión. Esa gente que tiene la necesidad de tener a alguien en su cabeza. A mí, que me gusta tener la mente tranquila, sin preocupaciones, sin escenas, sin ti. Porque odio la sensación esa de sentir algo demasiado fuerte por alguien, correr el riesgo de que la otra persona no sienta lo mismo y estar todo el día por las nubes imaginando cosas que pasarán totalmente diferente- si es que al menos pasan. Odio tener a alguien en la cabeza. Odio tener ganas de abrazarlo y que me bese lentamente. Odio echarle de menos, y odio más echarle de menos teniéndolo cerca, sentado justo en frente de mí en clase de filosofía, y me quedaré mirando su nuca esperando que nadie se percate de mi expresión. Odio cuando te miro y me vienen miles de cosas a la cabeza, y peor, odio cuando me da las cosquillas estas en la barriga que nunca notarás, y no quiero que lo hagas. No quiero que notes como me gusta cuando me hablas y te acercas poco a poco y como a veces desvías la mirada a mis labios. Pero el caso es que no quiero pensar en ti, así que vete, así que cámbiate de sitio-aunque te seguiría buscando por el aula-, cámbiate de sitio en mi corazón- y pasa a la cabeza que usa más la razón-, y deja de ser tú, porque entonces seguiré cayendo una y otra vez, y en alguna no tendrás intenciones de cogerme.
-A.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Un paseo por las nubes


No hables. No hace falta que lo hagas, no hace falta que lo hagamos. Necesito que no lo hagamos. Necesito dejar de echar de menos esta sensación. Necesito volver a sentir lo que era sentarme tu lado y mirar las estrellas (bueno, yo las miraría y tú cerrarías los ojos, dándome la oportunidad mirarte sin que te percataras) sin decir palabras, estar en silencio. Necesito volver a estar tumbada a tu lado sin decir absolutamente nada. Porque así lo decimos todo. Porque así es como me gusta, así es como me gusta porque así es como sé que estoy a tu lado y no al lado de otra persona. Porque necesito saber que no hemos perdido eso que para mí es la confianza, que como dice la gente, llega a dar asco. Pero me encanta; me encanta que dé asco. Me gusta abrazarte, sin más, sin razón ninguna, porque quiero y porque lo necesito y porque tú lo agradeces, y no digo nada, no hace falta que digamos nada. Me gusta así.

Necesito que nos sentemos a mirar las estrellas, porque últimamente estar contigo es como estar en ellas, porque últimamente mirarte es tan bonito como mirar las estrellas y no quiero. Así que quiero volver a ver las estrellas en el cielo y no en tu sonrisa. Porque me asusta estar tan alto contigo, porque cada vez veo el suelo más lejos, y la bajada es más brusca. 

 -A.