martes, 20 de diciembre de 2011

ESCAPISM

Y preguntaste: "¿Y por qué no quieres dejar que te conozcan bien?" Y yo en desconcierto, ya que nadie había llegado a formularme esa pregunta de forma tan directa y bien expresada, simplemente respondí lo primero que pasó por mi cabeza: "si lo pusiese fácil, cualquier persona podría entrar, y yo no sabría quiénes son los que realmente lucharían para conocerme."
Y pensaste que tenía sentido, y me entendías, incluso me leíste el pensamiento, incluso descubriste mi burbuja y la definiste hasta de una forma mejor de la que yo jamás habría hecho, y ni te lo negué ni te lo afirmé, pero ahí estabas tú, seguro de lo que habías dicho y yo preguntándome cómo conseguías ver a través de mí, incluso con miedo a que leyeras esto también en mi cabezita. 

Y entonces decidí que era extraño esta sensación de poder confiar y ganas de decir cosas que no le habría dicho a otra persona, definirme y hacer confesiones, que poco a poco durante el transcurso de la noche alguna  de más dije. Y me di cuenta de cómo te lo estaba poniendo fácil, y tú resultabas tan desconocido. Y te lo puse en tus manos, te dejé el camino marcado con señales y limpio de obstáculos, listo para dejarte entrar, ese camino del que solo te había hablado a ti, ya que fuiste el único que se atrevió a hacer la pregunta, y te pedí una cosa, haciendo algo que jamás pensé que haría, pero que me daría la oportunidad de que yo también caminase y deambulara un poco por tu camino mientras yo te empujaba un poco más en el mío, confiando con los ojos cerrados. Y solo quería que esto fuera justo, y tener una más de estas personas con las que sentarme a hablar como solo se puede con los buenos amigos. Y te pedí que me devolvieras el favor, y no lo devolviste de la forma en la que alguien que querría seguir caminando haría.
Y no me importa en absoluto, es más, quizá lo necesitaba. Lo necesitaba porque son esos momento los que hacen que te des cuenta de porque no quieres que sea fácil la entrada a tu camino, porque nunca has confiado a ciegas y siempre llevas un airbag debajo, en ese momento en el que le pones algo a alguien en la palma de la mano, y tan solo lo suelta. Y después nadie comprende mis razones...

-A.

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