sábado, 26 de noviembre de 2011

La mecánica del corazón




Lo mejor de ese tiempo era acompañarte a casa y que mientras hablásemos, y cuando yo menos lo esperase, tú te reías y yo me volvía a enamorar, una y otra vez de tu sonrisa. Y en ese portal de vallas rojas en las que te besaría dejándome llevar, y viéndote marchar sabiendo que ya te estaba echando de menos. Y esos besos con sabor a kinder, y sabor a Sprite, y sabor a ti. Y tu seguridad y el brillo de tus ojos, y sobre todo tu necesidad de cariño, de mi cariño. Tan tú que no podía evitar tener una sonrisa en mi cara al tenerte a mi lado, y tú entrarías a ese portal torre B y yo seguiría caminando hasta mi casa, con las manos en el bolsillo, el sonido de mi música en mis oídos, y el sabor de tus labios en los míos.
Y ahora te vuelvo a acompañar a ese portal torre B, solo que han pintado la valla de otro color y bueno, tú y yo somos tú y yo y no uno. Y ha sido casualidad y un accidente, pero quizá sí me apetecía caminar contigo, a tu lado, una vez más, es agradable... Y no sé si tú me echas de menos, pero cuando menos lo pienso me doy cuenta de que yo sí. Te echo de menos, pero no te necesito. Pero te echo de menos. Y ahora tú caminas segura y serena, pero ni feliz ni enamorada, y no nos miramos a los ojos como para apreciar tu brillo. Y yo me paro y te digo adiós y tú muestras una leve sonrisa y un gesto de mano que haces mejor que nadie. Y me resulta extraño, ver esa sonrisa que me enamoraba una y otra vez, y ahora no sé si es que tu sonrisa ha cambiado o si es que ya no me puedo enamorar aún más....
-A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Significa mucho para mí que tomes tiempo para leer el blog, muchoselefantesdelasuerte para ti