domingo, 14 de noviembre de 2010

Sonaba a locura


Y sí. Quizás no lo creas pero te di todo. Te entregue de mi amor entero hasta mis lágrimas. Te entregue cada pedacito de este corazón que ahora mismo son piezas de un puzle imposible de armar. Di más de lo que debía darte. Más de lo que podía darte. Quizás mas de lo que podría dar cualquier persona. Y sí, puede que estar entre tus brazos me hiciese sentir excesivamente segura, capaz de cualquier cosas y sentir que nada tenía limites; aún menos mi amor. Que sabía que pasara lo que pasara serías mi airbag, mi paracaídas o mi paraguas. Pero, ¿que harías si fueses tú él que hace que caigan gotas de mi cielo? Puede ser que eso nunca me lo plantease y que fuese lo que me llevo a estar así.

Amar sin límites ni barreras, a mí que eso me sonaba a locura… Pero claro, debí creerte cuando me lo dijiste: un humano enamorado es como un loco entre gente que vive con los pies en el suelo. Pero yo, yo era una habitante de ese lugar en el que tanto tiempo vivimos, el lugar de los enamorados. Y parece ser que tú eras visitante, que no te establecerías allí, junto a mí, y a mi felicidad infinita que parece haberse perdido en algún lugar desconocido. Tanta utopía, pero yo antes no creía en lo imposible; no teniéndote a mi lado.

Y observo el horizonte, donde no hay nada, nada que yo quiera ni necesite al contrario que tu amor, que un día se convirtió en una necesidad que nunca pensé que carecería. E intento ser fuerte, respirar hondo y cerrar los ojos. ¿Pero a quién voy a engañar? Soy solo restos que quedan de una preciosa historia de amor y magia de la que no puedo sacar partido. Y así de débil estoy, que ya ni puede refrenar esa lágrima, la primera lágrima, que cae al cerrar los ojos. Ver la oscuridad y buscar tu imagen, tu sonrisa que me alivie, pero no te encuentro. Te perdí, y ahora lloró en mi soledad. Caen, una tras una, otra lágrima cae, y yo siento como me derrumbo y caigo hondo. Más hondo, más, y más. Mirando de derecha a izquierda esperando ver una mano que asoma, tu mano, mi supuesto airbag. Pero se acerca la caída, y va a doler. Intensamente. Pero no solo dolerá, si no que el dolor continuará por la fuerza del golpe, esa fuerza que yo no tengo y que te llevaste junto a mi sonrisa. ¿Dónde estás, amor? ¿Te importaría devolverme todo lo que mío que te has llevado contigo?

-A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Significa mucho para mí que tomes tiempo para leer el blog, muchoselefantesdelasuerte para ti