domingo, 18 de septiembre de 2011

Excusas para no pensar en ti


Eres odioso. Solía ir al muro de aquella avenida marítima a pensar. Cierto, he de confesar que la mitad de mis neuronas las quemaba en ti, pero ya no puedo ir, porque te enseñe mi sitio, y porque me dijiste: mira, ¿ves el mar? Parece que no va a acabar, verdad, como nuestro amor. Y yo no hice otra cosa que mirarte con ojos de chica profundamente colgada. 
Eterno, ¿lo dijiste de verdad, de verdad que en ese momento sentías que querías que nuestro amor fuese eterno? Miro al mar, pero me he propuesto no seguir malgastando mis neuronas en ti, ¿qué te parece? A ver si acabo pasando página tan rápido como tú, es una extraña capacidad la tuya eh, tienes suerte, tú no tienes que esforzarte en sacarme de tu cabeza, me pregunto además si sabes lo que cuesta. 
El mar, como nuestro amor...  
Fíjate tú, de repente ya veo el final.
 
-A.

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