martes, 16 de agosto de 2011

Diario de verano, 2000

Verano del dos mil.
¿Sabes esa sensación extraña de ver a alguien con quien has tenido muchísima confianza después de mucho tiempo, pero sientes al principio como una peculiar vergüenza? Fue lo que sentí. 
Primer día de verano. 21 de junio, yo estaba asomada a mi ventana escuchando música observando el sol del atardecer reflejarse en la lago a lo lejos, hasta que alguien silbó. Un silbido estupendo, ya que era familiar, e inmediatamente llegó esa sensación a mi estómago. Entonces te vi caminando hacia al lago, paré la música, me miré al espejo, y bajé corriendo a alcanzarte.
Era así, llegabas y sobraba el hola y dos besos ni nada, esa era una de las cosas que más me gustaba de nuestra confianza. Entonces eché a correr aun más rápido hasta pasarte y te escuche a lo lejos decir un 'eh!' y echar a correr a mis espaldas. Y sonreíste, sé que lo hiciste, y yo seguí corriendo bajando la cabeza para esconder mi sonrisa, por alguna tonta razón pensando que así no verías a través de mí, y ver cómo me sentía.
Y tú, que eras chico de pocas palabras, me encantaría haberte dicho: eh, cuéntame, ¿qué has hecho durante todo el año, has pensado tanto en mí como yo en ti, has besado a alguna chica, te has enamorado... te has enamorado de alguien, de alguien que no soy yo? 
Pero sigo corriendo y subo las piedras y estoy entre los árboles.
¡No puede ser! Has cogido un atajo ¡y has llegado antes! Eres una caja de sorpresas. 
Sonrió sobre mis pensamiento y tan solo digo lo injusto que me parece aunque en realidad me ha encantado, y entonces me miras y me haces la pregunta que me encantaría hacerte a ti, que he hecho en este tiempo, solo que no seré sincera y no te diré que estaba ansiosa porque llegase el verano, y tú esperarás que hable por los codos así que te cuento historias y tú ríes, y a mí me encantaría abrazarte así de repente, aunque sería un tanto desconcertante, y entonces te tiras al lago, así, bajo la luz de la luna y yo me lo pienso dos veces hasta que subes a las piedras y acabas por tirarme. Me encantaban esas noches de verano, pero no porque fuese verano, no porque hiciese calor y no porque estuviese en un sitio mágico, sino porque las pasaba contigo.

-A.


1 comentario:

  1. Tienes un blog muy interesante, es un placer leerlo.

    Quizas te guste el mio
    www.muytranquilo.blogspot.com

    Saludos y cuidate guapa ;)

    ResponderEliminar

Significa mucho para mí que tomes tiempo para leer el blog, muchoselefantesdelasuerte para ti