Nos empeñamos en buscarle el sentido a todo. Como si es un mecanismo. Como si es el cuerpo humano, nuestra existencia, o simplemente la vida. ¿Y qué pasa si no lo tiene? ¿Qué sucede si tan solo existimos para entretener a los ojos de los superiores que nos miran desde ahí arriba donde llamamos cielo? Que se ríen de nosotros, de nuestro maldito sufrimiento por desamor, o por nuestra felicidad tan tonta que nos creemos capaces de rozar el cielo con la punta de los dedos, cuando ellos bien saben que nos depara el destino, como estaremos tan cerca del suelo en poco tiempo. Tan solo para nacer y morir, y aprovechar para ser felices en el camino, o aprender miles de lecciones que nos da la vida, mientras algunos no tantas. De aprender a chocar con la pared o a levantarnos tras la caída y llorar (siempre moderadamente), y ser idiotas y llegar a tropezar dos veces con la misma piedra, incluso más. De enamorarnos locamente de la persona menos indicada y no poder remediar no ser correspondido de otra forma que sufrir. De equivocarnos al tomar nuestras decisiones y anhelar volver atrás a pesar de ser conscientes de la imposibilidad del deseo. Pero bueno, eso es. Eso es lo que es la ‘vida’. ¿Sigues queriendo buscarle el sentido?
-A.
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