martes, 9 de julio de 2013

I thought that maybe I could find myself


Su única figura a seguir había sido yo cuando perdimos a nuestros padres en el accidente. No hace falta decir que ese tipo de sucesos cambian tu forma de ser, y tras eso yo sentí la necesidad de ser fuerte y no derramé ni una lágrima. Supongo que eso me hizo hacerle a Ally lo mismo. Convertirla en lo que yo quería ser. Mi hermana Ally tenía nueve años, y se convirtió en una chica fuerte, luchadora y valiente, pero sobre todo autosuficiente. Todos conocían a Ally por su seguridad, constante alegría y sonrisa, pero sobre todo nunca había llorado después de ese accidente. Recuerdo que alguna vez me mencionó que no le salían las lágrimas así sin más. En ese momento sonó más un robot que una persona. Quizá tuvo que dejar de sensible para poder ser fuerte, y me hizo dudar si más bien yo era la creadora de un monstruo como el inventor de Frankenstein más que una hermana mayor ejemplar.
Abro la puerta de su cuarto, decorada como la puerta de cualquier quinceañera, y la veo llorando de espaldas apoyada en su cama. Me doy cuenta de que me había saltado una de las lecciones del tutorial sobre la vida. Me olvidé decirle que inevitablemente pasarás por momentos de debilidad por los que pasas de ser de hierro a un trozo de papel mojado, tan fácil de romper. Lloraba con fuerza, pero más que por el dolor, yo sabía que era porque se sentía débil. También se me olvidó decirle que los fuertes se derrumban, pero son fuertes por volver a ponerse de nuevo de pie, no por no caerse. Se me olvidó. Se me olvidó. Se me olvidaron tantas cosas. Y por un instante me siento como un fracaso y se me forma un nudo en la garganta, pero trago saliva de inmediato y entro. Me apoyo en la cama a su lado derecho. Entonces me acuerdo de que una vez mi madre me dijo que no hay más valiente que quien llora con la cara descubierta, y tenía razón. No sé por qué nos empeñamos tanto en avergonzarnos por llorar. No hay mayor acto de valentía que llorar sin ocultarse. Yo pienso todo esto con la mirada perdida en el suelo sin darme cuenta de que no estoy haciendo nada reconfortante. Pero Ally de repente suelta, consiguiendo que su voz no suene temblorosa: "Todos te dicen ‘sé fuerte’ pero nadie te dice cómo". Le pongo mi brazo izquierdo por encima y ella hunde su cara entre mi hombro y mi cuello. Entonces replico: "Pues tú sabes serlo muy bien, Ally." Ella contesta con seguridad "Pues ahora no lo estoy siendo" y casi sin darme cuento digo "Justo ahora lo estás siendo más que nunca".

-A.
 

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